Esta mañana me he levantado pronto. Tenía tiempo de sobra hasta mi rodaje de hoy. Me he acordado de que a las 9 se corría la Carrera del Agua... Y me he ido a verla, algo que casi nunca puedo hacer, en vez de correrlas...
Me he colocado algo pasado el kilómetro 8, al final de la cuesta tremenda desde la plaza de Cristo Rey (vaya nombrecito).
He disfrutado mucho viendo a los primeros corredores, esos que acaban los diezmiles en menos de 30 minutos, que máquinas, que zancadas. Cuando han pasado a mi lado, iban a menos de 3m/km de media... He visto pasar al
monstruo de Javier, que sospecho que ha acabado haciendo un tiempazo, a los globos de 45, 50, 55 minutos, incluso al famoso corredor cachas con el pecho al aire del Retiro mucho más lento de lo que pensaba...
Lo que más he disfrutado ha sido animando a los corredores de la parte trasera del pelotón, esos para los que una palabra de ánimo puede valer un mundo en lo alto de una cuesta, esos que ven el globo de los 60 minutos allá a lo lejos, esos que son como yo era hasta hace bien poco y que se merecen un enorme aplauso. Y hasta he hecho casi un kilómetro de liebre a una pareja que quería cumplir su objetivo de llegar a meta en su primera carrera.
Desde allí he ido al Retiro, donde había quedado con Tania para un rodaje suave tras la "media" de ayer en la quedada bloguera. Lo mejor, que mi compi sigue sin resentirse y parece que, con prudencia, su parada técnica toca a su fin...
Y no es por daros envidia, pero de nuevo he ido acompañado de un montón de corredoras encantadoras:
Tania,
Julia (que también ha venido, eso si, ella corriendo desde su casa en vez de en coche como yo), y otras cuantas amigas suyas...
Aunque hoy se notaba más frío que ayer, ha sido un rodaje muy agradable al sol y en excelente compañía, con una vuelta al circuito de 5kms en la que Julia y yo nos hemos dado un poco de caña, bajando en el km final de 5m/km, y después unos kilometros finales más suaves para acabar. Lo más gracioso, un corredor que ha ido delante de Julia y de mí desde la Puerta de Alcalá hasta la Rosaleda (unos dos kilómetros), que en cuanto nos acercábamos a él, aceleraba como un loco, debe ser que le horrorizaba ser pasado por unos paquetes... Los novatos empezamos a dar miedo ;)
Para acabar, después de los estiramientos preceptivos y de descubrir el apasionante mundo de los circuitos Oregon y las series de 18x500, Tania, Julia y yo nos hemos ido a tomar un pincho de tortilla bien rico, parecido al de la foto, una merecida recompensa al esfuerzo realizado.

Ha sido un buen final para una excelente semana. Otros cuantos kms para la saca en la mejor compañía.