Empiezo a sospechar que es cierto lo de que tengo un pequeño gafe con las condiciones meteorológicas en las carreras. Ayer por la mañana salía hacia Benidorm, a donde llegué con un cielo que se iba encapotando gradualmente.
Y a las 4 de la tarde o así, empezó a caer el diluvio universal... Lo de la Behobia o la San Silvestre del año pasado no era nada comparado con esto, os lo aseguro. Y así ha estado hasta esta madrugada. Y claro, entre medias, a las seis había que correr la media.
Pero antes de narrar la carrera, un apunte especial para los amigos que he tenido la suerte de conocer este fin de semana, el gran
José Moratinos, un ejemplo para mí, que a sus 66 años se ha hecho la media ayer y la maratón hoy y que desborda simpatía, humildad, espíritu juvenil y cariño (lo que hace de él la persona más saludada en las carreras, le conoce todo el mundo), su encantadora compañera Doris que menudo tiempazo se ha marcado en la maratón, y super-
Kiko y toda su familia, vaya encanto de mujer y sus tres hijos simpatiquísimos. Espero que te recuperes pronto de la tendinitis.
Bueno, a la carrera de ayer tarde. Bien protegido por mi gorra anti-lluvia, camiseta corta Caprus y mis mallas piratas, la verdad es que la lluvia en sí no me fue demasiado molesta, por lo menos iba fresquito. Y correr de noche estuvo bien, además apenas había viento.
Lo malo era que el asfalto de Benidorm no absorbe bien el agua, y parecía que corríamos por una piscina tanto por las avenidas como por el paseo marítimo, con lo que había que ir con mucho cuidado. Charcos de varios metros de anchura y 10-15cms de profundidad todos los que uno quisiera, resbalones de varios atletas a lo largo de la carrera.
En el km 11 me paré unos segundos a ayudar a levantarse a un corredor que se pegó delante de mí el trastazo del siglo al resbalar en una raya blanca de un paso de cebra. Si es que estábamos todos saltando, esquivando charcos, agujeros, conos y cascadas de agua. Como muestra, el doble nudo de mi cordón de la zapatilla derecha se me desató por el agua sólo en el km20... Casi pierdo el chip en el sprint final.
Y yo gozando, la verdad. Saliendo sin idea preconcebida de ritmos, apenas sin calentar, me puse a un ritmo de 5-5,10m/km con pulsaciones controladas y viendo que iba bien, me planteé acabar por debajo de 1,47-1,48, en un circuito muy llano con sólo dos cuestas cortas pero sabrosas en cada vuelta, al cambiar de la Playa de Levante a la de Poniente y viceversa.
Nunca me he sentido tan fuerte en una carrera, una sensación fabulosa y genial. Sosteniendo un ritmo ya en torno a 5m/km, rápido pero sin sufrir, en la segunda parte de la carrera. Y allá por el km17, he visto que iba fenomenal de fuerzas, y he apretado el ritmo, adelantando a decenas de corredores en esos kilómetros finales, viendo a ver si bajaba la marca de La Bañeza de 1h46m35s.
Al final 1h46m18s según mi reloj, mi segunda mejor marca (17 segundos mejor que en La Bañeza y un mundo de sensaciones mejores) y sin agotamiento alguno, como me he propuesto hacer desde hace ya unos meses, correr para disfrutar, fuerte, sí, pero no para batir marcas sufriendo. Cumpliendo más que de sobra mi objetivo de sensaciones y tiempo para la carrera y acabando feliz. A casi todos los corredores nos marcaban los GPS y podómetros unos 200 metros más, pero la verdad es que con tanto salto, esquivamiento de charcos y ziz-zags, es fácil de entender ese desvío.
De meta directo al hotel, que afortunadamente estaba a unos 200 metros de la llegada. Como una sopa, en recepción flipaban al ir viendo llegar corredores.
La organización perfecta, una pasada, que carrera más bien organizada, todo lleno de atenciones, los voluntarios aguantando bajo la lluvia, sin parar de dar ánimos, como el público, que a pesar de la lluvia, nos animó en un buen número. La bolsa del corredor muy chula, incluyendo una camiseta preciosa, una gorra, unos guantes, una taza conmemorativa y una bolsa-zapatillero. Lo único que despistaba un poco era que algunos kilómetros estaban mal señalizados.
Y esta mañana he disfrutado de lo lindo, a las 8,30 se daba la salida a la maratón de Benidorm, que placer de mañana, 15 grados al final de la prueba, solazo, un tiempo ideal, con poco viento. Ver la carrera ha sido divertidísimo, desde el ganador a los últimos corredores, viéndoles pasar 4 o 5 veces gracias al diseño del circuito. Aprendiendo para lo que me espera en dos semanas.
Castellón está ahí. Y mi confianza a tope, con respeto pero sin miedo, allá vamos. Eso sí, compañeros, cuidadito con el tiempo que nos espera...