Ayer me acosté muy pronto, estaba cansado, se me cerraban los ojos leyendo un libro realmente interesante (lo digo en serio) sobre la teoría de la evolución. Y pensé que mejor me iba a dormir y así si me levantaba pronto, podría salir a correr con el fresquito en vez de a 20 grados a mediodía.
Y poco antes de las cinco y media de la mañana, de noche aún cerrada, me he despertado como una rosa, sin necesidad de despertador. Un momento de duda, chequeo mental, y sí, me animo, voy a correr. Tras el punto 8 de Isidro, y sintiéndome uña y carne con él, compañero en la lejanía de rodajes a horas imposibles, bebo un poco de agua, y sin desayunar (es imposible plantearme comer algo a estas horas), y sin pensármelo más, salgo a correr.
Bajo al parque de enfrente de casa, las calles totalmente solitarias, algún coche, uno o dos viandantes, el camión de la basura, prácticamente solo escucho el eco de mis pasos.
Me pongo en marcha, subo desde casa a Arturo Soria para empezar. Desde allí, un buen rato de callejeo por las perpendiculares a General Aranaz para completar los primeros kilómetros sin irme muy lejos de casa. A ritmo cómodo, sin mirar el reloj, despreocupado, disfrutando de una temperatura ideal, 5 grados, y de unas pulsaciones fenomenales.
Llego a la zona alta de Conde Orgaz, y disfruto de la larga bajada hasta el parque de Juan Pablo I, sin cruzar el Pinar, totalmente oscuro a estas horas intempestivas. Desde allí, subida con callejeo y toboganes por las calles de chalets de este barrio residencial. En todos los kms por Conde Orgaz me he cruzado sólo con un coche de seguridad, que me ha pasado tres o cuatro veces por distintas calles, como preguntándose quien es ese posible ladrón en pantalón corto que pulula por la zona. Y las pulsaciones ahí, sin pasar de 165 casi en ningún momento, con unas sensaciones increíbles. Una maravilla.
Va amaneciendo, toca ir regresando a casa. Pero me siento muy bien de fuerzas, tengo tiempo, y en vez de enfilar directo por Arturo Soria, me dedico, como a la ida, a correr por General Aranaz y sus perpendiculares, evitando en lo posible el trafico que ya se empieza a notar. Cuando llego a la calle Alcalá, llevo ya un buen puñado de kilómetros. Ahora sí que me tomaría un gel, pero no me lo he traído, agua si llevaba aunque no ha hecho mucha falta. Menos mal que queda poco, he calculado bien el tiempo para llegar a casa sin prisas, ducharme, desayunar e irme al curro. Vuelvo a José del Hierro y todo recto hasta casa.
Os preguntaréis, ¿con tanto rollo, cuantos kilómetros se ha hecho este loco a esas horas?
Pues, me ruboriza un poco decirlo, ni más ni menos que 21,4kms, así como quien no quiere la cosa. En 1h58 minutos, a 5,32m/km y 159 pulsaciones de media, con más de 300 metros de desnivel acumulado. Pero eso da lo mismo, lo importante es que he acabado como nuevo, con fuerzas para haber seguido un buen rato más, y que me lo he pasado genial, sin sufrir nada. Voto por que Mapoma se corra a las seis de la mañana y a cinco grados de temperatura.
Cuando iba hacia el trabajo, con un subidón de adrenalina que me ha durado toda la mañana y una sonrisa de oreja a oreja, me sentía como Supermán, ya sabéis, ese muchachuelo de apariencia frágil que en el fondo escondía un superhéroe. Si la gente que caminaba a mi alrededor supiera lo que acababa de hacer, seguro que me irían haciendo la ola... Pero no, mejor seguir en el anonimato.
Canción del día: Grateful Dead- Box of rain, la preciosidad que abría su obra maestra, American Beauty (1969), el disco mas country y folk de la banda del gran Jerry Garcia, alejado aquí de las largas jams e improvisaciones de sus discos en directo. A mi me gustan mas en esta onda, o en la de su otra joya, Workingman's dead.
Look out of any window
any morning, any evening, any day
Maybe the sun is shining
birds are winging or
rain is falling from a heavy sky
any morning, any evening, any day
Maybe the sun is shining
birds are winging or
rain is falling from a heavy sky