Gracias, Miguel

Si a alguien debo agradecer haberme puesto en la línea de salida de Mapoma en buenas condiciones y con posibilidades de llegar a buen puerto, es a mi amigo y entrenador, el mister y sabio maestro Miguel-san.

Desde hace unos meses, me ha guiado sabiamente y con paciencia oriental por el duro camino de los entrenamientos, con su "plan Miguel", cargado de rodajes, series, cuestas, progresivos, semanas de subida y de bajada... he aprendido un montón de palabras nuevas como hipotónico, excéntrico, glucógeno...

Siempre ha tenido conmigo una paciencia infinita, con palabras amables, explicándome cientos de dudas, respondiendo a cientos de correos y llamadas, dándome consejos impagables, regañándome cuando hacía falta, pidiéndome prudencia en ocasiones y dejándome libre en otras, dándome tranquilidad y confianza en mi mismo, y todo ello, solamente por amistad, con su espíritu de generosidad ahí siempre presente.

Porque Miguel es una de esas personas que te hace pensar que no todo está perdido, que aún queda buena gente, sin dobleces, sin hipocresía, con un corazón enorme. Sinceramente, una de las mejores personas que he conocido en mis 41 años de existencia en este mundo.

Por todo ello, gracias, Miguel. Nunca podré agradecerte suficientemente lo que has hecho por mí.

Tras Mapoma, el maestro me deja libre para volar sólo. Pero nuestra amistad seguirá su curso, de eso no hay ninguna duda.