Pensando

Ayer durante la carrera, allá por el km17 por el Niño Jesús, rodaba a un ritmo extraordinariamente cómodo, sin forzar, disfrutando de las calles, de la compañía de Juan, de correr. Y entonces vimos a un corredor tirado en el suelo entre los coches, con el Samur reanimándole. Y pensé, ¿tiene sentido esforzarse y sacrificarse tanto? ¿Hasta qué punto llega el esfuerzo y empieza la locura? Y luego me encontré la triste noticia del fallecimiento de un corredor en meta. Y sigo dándole vueltas al tema…

Correr me encanta, y quiero seguir haciéndolo hasta que sea un simpático abuelito. En ese escenario, me quedan muchos años de disfrutar de este deporte, y puedo tomarme pues las cosas con tranquilidad. Nunca voy a ganar una carrera ni a vivir de ello. Pero, como a casi todos, me encanta mejorar y sentirme bien. Correr me ha dado objetivos, permitiéndome marcar retos personales que uno ha ido superando, me ha ayudado mucho en una época muy dura a nivel personal y profesional (que parece que se va solucionando para bien), me ha hecho encontrar buenos amigos…

Los blogueros me habéis ayudado mucho. Cada día aprendo algo de todos vosotros, me habéis enseñado muchísimo en el último año. Unos, los más expertos, con su sabiduría y larga experiencia, otros los más novatos, como yo, con nuestra alegría y espíritu de superación. Los muy rápidos y los muy lentos, los que con esfuerzo y dedicación han conseguido lo que nunca hubieran imaginado, los que sois todo un ejemplo que cuento con admiración a mis amigos no corredores.

Lo que más me gusta de nuestros blogs es que se anima y se apoya, pero siempre se acaba hablando de prudencia, de plantearse objetivos posibles, de buscar retos a nuestro alcance, y de prepararse adecuadamente para ellos, de hacerse pruebas de esfuerzo, de alimentarse e hidratarse apropiadamente en carrera, de no hacer locuras… Se nos anima a hacer las cosas bien. Y eso es fundamental.

Recuerdo con cariño los comentarios de Rafa, Miguel, Manuel, Pepe, Risco y tantos otros, al principio, aconsejándome entrenar de otra manera, sin ir siempre a tope, graduando fuerzas, obligándome a pensar en bajar pulsaciones, en entrenar con calma, con cautela. Aprecio extraordinariamente que me regañéis cuando tantas veces hago las cosas mal, me parece una actitud mil veces preferible a meras palabras vacías de ánimo que podrían llegar a ser peligrosas.

Como seres humanos, tendemos a apoyar a los amigos y a animarles a cotas más altas, a mejorar sus tiempos. Y en muchos casos eso nos puede llevar a obsesionarnos por las marcas, por correr a tope. Y eso puede ser peligroso si no va acompañado de un control y un conocimiento importante de uno mismo y de nuestras posibilidades y una preparación exhaustiva. Si queremos seguir siendo corredores y mejorar marcas, sigámoslo siendo e intentándolo, pero con cautela y prudencia.

Entonces, ¿qué hacer? Por ahora lo tengo claro, mejorar sí, pero sin llevar a mi cuerpo a situaciones extremas que me pongan en peligro. Y si tengo que pecar de conservador y prudente, mejor que pecar por exceso. Y ya sabéis, regañadme siempre que lo veáis necesario

Mapoma debería ser un ejemplo de la puesta en práctica de mi aprendizaje diario. Conozco mis posibilidades y mis recursos, así como mis límites, controlo mis ritmos y mis pulsaciones, no voy a hacer locuras, ni una, en toda la carrera. Pero para ello llevo desde enero preparándome gradualmente, asesorado por el mejor entrenador que podía soñar tener, Miguel. Curiosamente, y a diferencia de "otros", estoy relativamente tranquilo en esta recta final. Acabaré mejor o peor, incluso quizás no acabe. Pero ya sea la sabia preparación del míster, la confianza que he ido adquiriendo gradualmente en mi mismo, las sensaciones muy positivas tras mis últimos rodajes largos, me siento muy fuerte y preparado, física y mentalmente.

Creo que me ha salido un comentario largo y muy deslavazado, ya lo siento. Pero era importante para mí comentar lo que pienso en estos momentos. Gracias.