Mamá, te quiero

Hoy ha sido un día muy muy duro. Ayer mi madre me comentaba que en marzo tenían que operarla (un cateterismo) para quitarle unos coágulos en las arterias que llevan al corazón. Pero hoy a media mañana me ha llamado mi padre para decirme que mi madre se había sentido mucho peor, que estaba ingresada en el hospital, que le había dado un infarto y que la iban a operar, aunque no era alarmante.

Y a todo esto, yo en el trabajo, con los nervios de punta y sin poder hacer nada, porque en el hospital no pintaba nada, y hasta las seis no dejan ver pacientes en la unidad coronaria (y no más de una hora). Y encima con una reunión muy importante para mi futuro laboral pre-ERE a las cuatro, que me importaba un pito en esos momentos y de la que no podía escaparme.

La operación ha salido perfectamente. He podido verla y estaba fenomenal, me he quedado muy contento al verla tan bien, tan tranquila y sonriendo, hasta se había maquillado la muy coqueta. De hecho los médicos consideran que si todo sigue bien, mañana mismo o el sábado la mandan a casa. Ahora a tomarse las cosas con más calma, aunque conociendo a mi madre, difícil lo veo.

Con todo esto, he llegado a casa después de acabar el horario de visita y dar un beso enorme a mi madre, y he salido a rodar con unas ganas locas de despejarme y desahogarme. Hoy tocaba rodaje suave de 45 minutos. Los primeros 40 sí que he ido suave, pero me notaba tenso, dándole vueltas a la cabeza. Por eso, al final he acelerado para desahogarme de verdad... me he quedado nuevo...