Tras algo menos de dos horas de viaje, he llegado a Tordesillas, donde pegaba un viento muy considerable, aunque por lo menos no ha llovido. He visto a Julia en la zona de salida, y nos hemos dispuesto a correr juntos a ritmo cómodo.
Lo bueno de ir sin prisas es que hemos salido bien tranquilitos, atrás de la masa, y mejor, porque lo de salir a toda pastilla por una calle adoquinada donde caben tres personas de lado debe ser bastante peligroso ;)
Los primeros kilómetros bien, bajando al rio Duero, precioso, y por un terreno llano de ida y vuelta. Ya del km 4 al 5 la cuesta más dura del recorrido, bonita, por una zona empedrada y volviendo a la Plaza Mayor.
Desde ahí, una vez pasado el puente sobre la A-6, vamos hasta Matilla de los Caños. Unos 5kms de subida gradual que hemos hecho tranquilamente, sin sufrir mucho, a un ritmo de 5,25-5,30 que me permitía ir controlando pulsaciones a pesar del catarro. Para ser un terreno de cuestas he ido muy cómodo.
Por ahí he ido charlando un buen rato con Isabel, una amiga del club de Belén, y nos hemos juntado un buen grupo para afrontar estos tramos sin público, por carretera abierta y algo de viento lateral.
Paso el km 10 en unos 53 minutos, comodísimo, algo alto de pulsaciones por el catarro pero mucho mejor de lo esperado.
Pero la sorpresa nos esperaba en el km 10 y medio, giro a la izquierda y nos encaminamos hacia el pueblo de Velilla. Cerca de 5 kilómetros (el tramo de arriba del triángulo que veis en la gráfica del recorrido) que han sido sin dudarlo los más duros de mi escasa carrera deportiva. No tanto por el terreno, desolado, árido, con cuesta arriba, abajo y arriba, sino por el vendaval de cara que nos hemos encontrado. Nunca he visto ni sentido nada igual, no se podía correr, ni hablar, ni pensar, era algo asombroso. Los corredores parecíamos almas en pena. Para que os hagáis una idea, había tramos en bajada en los que era imposible ir a menos de 6m/km... Psicológicamente el viento te iba machacando, cada minuto un poco más, sobre todo cuando mirabas al frente y veías que te quedaban metros y metros de sufrimiento... No iba tan mal de tiempo, el km 15 lo he hecho en 1h22m, podía seguir pensando en acabar en 1h55.

Por fin, llegamos a Velilla, y desvío de vuelta hacia Tordesillas, con algo menos de viento, más lateral. Ya en esa zona de bajada con toboganes, he tenido que parar en tres o cuatro ocasiones a andar para recuperar la respiración, soltar flemas y porque tenía los muslos tan helados que en las cuestas arriba me costaba correr (como me comentó Mauri en La Bañeza, en días de viento y/o lluvia correr con mallas al menos hasta la rodilla). Y nos han regalado un tramo en un giro tonto con viento salvaje casi al final que era demoledor. Me lo he tomado con calma ya, para acabar en menos de dos horas.
Al final, 1h58m55s en una carrera que a los Polares y Garmins les ha medido 21,350-21,400m, de hecho el primer km medía 1070 metros... Nos cambiamos de ropa (chula camiseta, buena bolsa del corredor, la organización estupenda, avituallamientos cada 5kms perfectos), nos vamos a tomar algo, y a celebrar el podio de Julia, tercera en su categoría. Y de vuelta a casa, muy contento. Porque he superado al catarro, al viento y al dolor de piernas. En la media más dura que he corrido nunca. 13 minutos más que en La Bañeza, pero igual o más contento, hace un año no acabo esta carrera ni loco...

Eso sí, me ha encantado la carrera, no es para hacer marca ni en un día sin viento, pero el recorrido es bonito, muchas cuestas y toboganes pero no salvajes, está bien organizada, con ganas y simpatía. Y claro, lo del viento no lo pueden prever...
Y curiosamente, el catarro parece que se ha ido, ahora estoy como si nada. Parece que el viento le ha expulsado de mi cuerpo ;).