Mapoma 2011: Cogiendo el autobús en el Retiro

Pues si, a pesar de mi maltrecho tobillo, que ha vuelto a hacer de las suyas, he llegado a meta contento, casi llorando de la emoción, junto a Raúl Korrecaminos, y disfrutando de una preciosa y dura carrera.

He ido con Satur, Sonia, Abe, Raúl, Ángel y Jaime hasta el km26, a un ritmo fenomenal y disfrutando de una compañía maravillosa, entre bromas y risas, una maravilla, hemos llegado a la media en 1h57m casi sin enterarme. Pero ya en la Casa de Campo, y viendo que llevaba arrastrando varios kilómetros (desde el parque del Oeste) dolores cada vez más fuertes en el tobillo (golpearlo unas 20,000 veces contra el suelo no debe ser buena idea), he bajado el ritmo, y andando y corriendo (esta vez poco, curiosamente mejor en las subidas), me he dispuesto a acabar tranquilamente Mapoma.

Y eso he hecho, 4h22m54s y más feliz que una perdiz.

Pero ahora que ya he contado el resultado, me enrollo un poco más con los acontecimientos.

Tras comer ayer con la gente del Nunca Correrás Solo, en una velada especialmente agradable, tarde de descanso y pronto a la cama.

Esta mañana, tras desayunar, vestirme y embadurnarme de crema solar y vaselina (por cierto, error: echarse agua por la cabeza cuando te has echado crema solar provoca gran picor de ojos, que molesto ha sido, menos mal que una señora del público me ha dado varios pañuelos durante mi paseo por la Casa de Campo) he visto al salir de casa que venía el autobús, he corrido y me ha dado un tirón tremendo en el tobillo. Por un momento pensé que no llegaba ni a la salida. Se me ha ido quitando, menos mal. A las 8, quedada bloguera, y saludo a decenas de amigos, prefiero no dar nombres porque seguro que me olvido de un montón de buena gente (estas fotos, cortesía de Celina)

Tras desearnos suerte, a la salida (previo paso por el baño) con Satur, Sonia, Abe, Raúl y Ángel. A las 9 y seis minutos nos poníamos en marcha.

Salida tranquila, sin sobresaltos, adelantando corredores pero sin problemas ni frenazos bruscos. Buena subida hasta Plaza de Castilla, llegamos a Pío XII y empezamos la bajada hasta la Puerta del Sol, muy bien, a buen ritmo, cómodo de pulsaciones, y disfrutando de un grupo genial, con risas a tutiplén.

Y sin calor, hemos tenido no más de 20 grados en ningún momento, lo que comparado con la masacre del año pasado ha sido una gozada. Y para que yo no me queje del calor...

Novedoso paso por el túnel de Bailén, cortesía de nuestro ayuntamiento y sus procesiones (que por cierto, debía ser la que he visto en el km34 pasar por debajo del puente que cruza el Manzanares). Que bien se respiraba allí abajo... Saludo a Julián en el avituallamiento del km20.

Llegada a Príncipe Pío, saludos a los fans, y entramos en la Casa de Campo. En la subida -pedazo cuesta- hacia el Lago decido aflojar y dejo, con gran pesar que Sonia, Satur y Ángel se vayan hacia adelante. Que su carrera la cuenten ellos, pero anticipo que ha sido tan buena como ya esperábamos... Muchas gracias por todo, ha sido un placer correr a vuestro lado.

Desde allí, alternando correr (poco) y andar (mucho) kilómetros a 7-8 minutos, con cuidado en las bajadas y mejor en las subidas hasta Atocha, saludando a Celina en el Lago, a mi compañera de curro Silvia en Vallejo Nájera...

Y que conste que con eso habré perdido no sé, un minutillo, que uno es muy educado.

Corro un rato con Clara, Nuria y Julia, a las que me encuentro en el km36, pero el tobillo se me sigue quejando, y claro, al correr con mala postura, el resto del cuerpo también se queja.

Subo andando Alfonso XII, llego a la Puerta de Alcalá, y desde allí me planteo acabar corriendo, aunque sea despacito. Claro, que a 200 metros de la meta me pasa Raúl, al que había pasado poco antes, en pleno sprint y haciéndose el sordo, será envidioso ;) ... Menos mal que al final me ha escuchado, y tan contentos, hemos entrado juntos en meta, con un gran abrazo final.

Mapoma ya es mío, un año después.

Tras recoger viandas y bebidas, y la medalla que desde hoy ocupará plaza especial en mi librería con las de Castellón y Sevilla, salimos, vemos a Satur y a Sonia, a Alfonso... un buen rato de charla y felicitaciones, y me voy hacia el autobús, con mi medalla en el pecho. Me encuentro a Jaal, otro rato de charla agradable bajo un precioso sol primaveral.

Y llego a casa, feliz.

Tercera maratón en cuatro meses, y ésta, mucho más dura, tan sólo un minuto peor que Sevilla. El tobillo ahora parece estar mucho mejor, claro, en cuanto paro, se deja de quejar el muy jodio... está claro que me tocan unas cuantas sesiones de fisio y rodajes suaves entre tanto, que ahora hasta Junio no tengo planteada ninguna carrera y llega el calor... Prometo ser bueno.