El aire que no respiro

No es normal, que ya no estamos en verano pero el calor se resiste a alejarse.

Ayer por la tarde salí a correr, fue un martirio.

Y eso que la primera parte fue muy divertida, corriendo arriba y abajo por el carril bici del Pinar de la Elipa mientras mis hijas practicaban cuestas con sus patines en línea. Eso sí, a las 5 de la tarde pegaba un calorcito considerable, aunque a la sombra de los pinos no se estaba nada mal, e incluso me marqué unas cuantas mini-series de 200 metros. En total, casi 3kms muy agradables.

Tras dejarlas con su madre, me fui a la Casa de Campo con la intención de hacer un rodaje tranquilo. Fue horrible. Entre el calor, 30 grados, la pierna que se sigue quejando, y sobre todo, el polvo en el ambiente que no me deja respirar (a ver si llueve pronto), ya a los 2kms, tocó una primera parada a beber agua en una preciosa fuente.



A los 4kms, arriba de Garabitas, ahogado, otra parada, más agua. A los 6 kms, ya abajo de la cuesta de Garabitas, bajando a 175 pulsaciones a 5,30m/km (vamos, una locura), decidí que no merecía la pena seguir arrastrándome y me volví caminando tranquilamente, dando un paseo de 3kms hasta el punto de partida, y disfrutando de un precioso atardecer.



Curiosamente, hice en buena medida el mismo recorrido por el que pasé el sábado por la mañana paseando con mis hijas, y del que os muestro unas cuantas fotillos que hicimos, para que los que no conocéis el lugar, podáís ver a que nos referimos los de Madrid cuando hablamos con alegría de nuestra querida Casa de Campo.



Decidido, esta semana a madrugar.

Canción del día: Hollies- The air that i breathe, uno de los mejores grupos de los 60, en este tema, quizás el más conocido de ellos (que no el mejor, que de hecho, es un tema algo pasteloso), cuyo título me viene al pelo...