domingo, 30 de septiembre de 2012

A correr se ha dicho

Ese era yo por Matalpino el otro día, foto cortesía de Sebastían Navarrete,


Vuelvo a correr tras la Madrid-Segovia. Ya iba siendo hora. Ayer y hoy, para abrir boca, 45-50 minutos cada día por la Quinta y el Pinar a 5,30m/km, cómodo de piernas, con las ampollas aun no curadas del todo y alto de pulsaciones. Pero una gozada.

La media de Somosierra va a ser una risa. Pero seguro que disfrutando a saco de cada paso.

Canción del día: Antonio Vega- El sitio de mi recreo, una joya de este malogrado genio de la música pop. Y que letra.

De sol, espiga y deseo 
son sus manos en mi pelo, 
de nieve, huracán y abismos, 
el sitio de mi recreo.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

And the winner is...

Han pasado unos días desde la Madrid-Segovia. El domingo por la mañana pensaba que nunca volvería a caminar, que esas ampollas no curarían nunca. No os podéis imaginar lo que era levantarme de la cama e ir al baño sin poder apenas apoyar los pies...

Pero como recupera el cuerpo. Ayer fui al fisio, las piernas están perfectas, como si hubiera acabado una semana cualquiera de entrenamientos. Y vuelvo a tener pies, las ampollas van desapareciendo, ya puedo andar casi bien, y si todo sigue así, el fin de semana probaré a correr un poco.

La emoción sigue presente, cada vez que pienso en lo que hice y como lo hice, lo reconozco, me siento bastante orgulloso de mi mismo, aunque también algo asustado. Creo que fui osado pero prudente a la vez, y que no hice locuras, pero el límite se sitúa a veces tan cerca....

Pero esto de las ultramaratones y sus planes de entrenamiento me ha cautivado. Me gusta mucho esto de correr/andar, ir despacio y tranquilo, disfrutar de largas horas de marcha, no mirar tanto ritmos ni relojes. Y así, ya estoy pensando en la siguiente.

En abril 2013, si nada lo impide, con las mismas ganas que he entrenado, disfrutado, disputado y acabado la Madrid Segovia, mi próxima carrera larga serán los....



Una carrera que se disputa a finales de abril (me perdería Mapoma, snif snif), con una pinta increíble, en el Bierzo, León, entre Ponferrada y las Médulas, volviendo luego al punto de partida. Por unos paisajes asombrosos (como muestra tenemos este vídeo), y en la que tengo casi garantizadas nubes, lluvia y fresco... Tampoco descartaba hacer Ronda, pero el previsible calor de esa carrera en Mayo me echa para atrás.


Un desnivel positivo de unos 2,700m+, algo superior al de la Madrid-Segovia, pocos participantes (andando/corriendo unos 300, antes pasarán cerca de mil ciclistas que nos dejarán todo bien embarrado), soledad garantizada y bastantes horas de noche por caminos desconocidos. La bomba. Divertido. Genial. Si alguien se anima...


Hay un nuevo Jan que quiere menos asfalto, cero presiones, más diversión y muchos senderos.

lunes, 24 de septiembre de 2012

Madrid-Segovia 2012: la crónica

Escribir esta crónica ha sido muy difícil. Miles de sensaciones y emociones se mezclan a la hora de poner sobre el papel lo que han sido estas dieciocho horas. Quizás lo mejor sea realizar una exposición cronológica de lo acontecido. Allá vamos.

Poneos cómodos, que va a ser largo, que no en vano han sido más de 100 kilómetros y dan para mucho.

Jueves: recogida del dorsal, con una cola de casi dos horas, en la que tuve el placer de hablar con Belén, Jaime, Javi y Dani, lo que me ayuda a pasar mejor el largo rato, y a ponerme aun mas nervioso.

Viernes: la de cosas que puede uno llevarse a estas carreras, se me pasa la tarde llenando las cuatro mochilas que uno puede utilizar. Mucho material que luego sobra, pero el "por si..." es así. Y de todo se aprende. La mejor elección, sin duda, y siguiendo las recomendaciones de expertos, mandar a Colmenar Viejo en la mochila un litro y medio de agua congelada y un Aquarius, y a Cercedilla otra botella de cada. 

Sábado: 7 de la mañana, entrego en Plaza Castilla las mochilas para Colmenar, Cercedilla y Segovia, y paso un buen rato charlando con Daniel Casaus y Jose Escudero. Saludo a Yolanda, Halfon, Javi, Dani... Y decido sentarme un buen rato. Hace calor, 23 grados a estas horas no vaticinan nada bueno. Esto va a ser muy duro para mi, dada mi tradicional aversión al calor.

Son ya las ocho y media. Tras la charla técnica de la organización, nos ponemos en marcha. Salgo trotando, hay que aprovechar esos primeros kilómetros, en bajada y con algo de fresco para andar-correr. Me pasa Javi Unyko, que bien se le ve al jodio. En Montecarmelo me encuentro a Ra, que corre a mi lado un rato, que grande.

Y poco más adelante, el primer compañero del día, Jose Escudero, que me acompañará hasta Tres Cantos. Poco mas que contar de este tramo, es divertido salir de Madrid y entrar en el campo de repente, todavía se puede correr, el calor no aprieta, y voy cómodo. Saludamos a Belen, que nos esta animando pasado el túnel de Montecarmelo. Los corredores nos vamos disgregando, cada uno coge su ritmo.

Entre charleta llegamos a Tres Cantos, km16, en poco menos de dos horas. Parada mínima, buen avituallamiento de agua y Aquarius, un plátano, gorra en la cabeza, y a seguir.

El tramo llano del carril bici, a pleno sol, empieza a demostrarme a ciencia cierta que esto va a ser muy duro, 165px a ritmos suaves de mas de 6m/km... Que chungo. Por una vez en mi vida decido lo correcto, no correr ni en llano ni en subidas y andar mucho más, con estas pulsaciones, forzando, nunca llegaría a meta.

Y bien que lo compruebo por el demoledor camino hacia Colmenar, la zona llana por un sendero arbolado a la orilla de un arroyo seco es horrible, me falta el aire, 165px andando... Y son sólo las 11 de la mañana... Y dicen que el año pasado fue peor...

La subida posterior hacia el cementerio de Colmenar, a ritmo de tortuga, me acojona. Aquí ya hay muchos que van hundidos. Empieza a ser gracioso cruzarse con los mismos compañeros todo el tiempo, les adelanto en subida, ellos a mi en el llano, paran más que yo en los avituallamientos, luego me cogen... No es por fardar, pero ando a toda leche, en la soleada subidita hasta Colmenar adelanto a más de 20 corredores.

Pero hay que bajar estas pulsaciones como sea. Es mediodía, y aun quedan por pasar las mayores horas de calor del día. Pero tengo un arma oculta que me salvará.

En Colmenar, km27cojo el material de la mochila que mandé allí. Poca cosa, algo de comida, el frontal, y sobre todo el agua congelada, que literalmente, me revive. Porque el agua que entrega la organización está del tiempo, o sea, bastante caliente. Lo que entiendo, que conste, y agradezco, que no paramos de pasar gente en muchas horas y no se puede mantener el agua fría para todos, y estamos avisados.

Cojo mi tupper con pasta, pero ya se que el estómago va cerrado, no me entra más que liquido y fruta. Hay que irse de Colmenar, pero es que salir de la sombra del polideportivo al sol de la calle me asusta.

Hace un rato que he empezado a tener molestias, una ampolla en el empeine derecho. Venía algo asustado por una fascitis incipiente, pero ni una molestia por ello, y resulta que este calor me esta matando, y cociendo mis pies. Ups, al poco también el empeine izquierdo. Ups, y luego será la planta del pie. Y después la otra... Al final todo es una ampolla... Algo que nunca jamás me había pasado, no recuerdo más que alguna ampolla mínima en alguna maratón.

El tramo hasta Manzanares empieza por las rotondas de Colmenar de charla con Yolanda y un amigo suyo, que luego se van corriendo, yo tentado estoy, pero decido andar, las pulsaciones tienen que ir bajando poco a poco, pero el sol es inclemente, y no hay ni una sombra. Apenas corro ni en las bajadas.

Un hecho que se repetirá a menudo, bajando hacia el Puente Medieval, disfruto de cerca de cinco kms solo, sin nadie ni delante ni detrás, somos mil, pero la soledad aquí es completa. Pierdo la noción del tiempo, todo es relativo, las horas pasan, eso sí, rápido, y solo me concentro en que transcurran lo mejor posible, no pienso en nada en concreto, sólo en seguir y seguir, en que falta poco para el siguiente avituallamiento.

Me fastidia no bajar corriendo como me gustaría, pero las ampollas ya se empiezan a reproducir. Llegando al Puente Medieval, km 34, me cruzo con otro corredor que me acompañará durante un buen rato, el conocido corredor del paraguas que está en todas las carreras de Alicante.

En el avituallamiento dos minutos para coger más agua y Aquarius, y a subir al cálido sol de los coj... hasta el alto de Manzanares.

Una hora entera todo para arriba, caminando, sin una sola sombra, a 155px de media, pasa un coche de la Guardia Civil con un corredor desvanecido, lo que me faltaba para convencerme... Adelanto a alguno, no me pasa apenas nadie, pero los pies me matan.

Arriba del todo chillamos para que unos despistados no se equivoquen de camino, seguían rectos en vez de girar a la derecha, y empieza la bajada trialera hacia Manzanares, que me mata del todo, que dolor.

Ya es la hora de comer, pero me es imposible planteármelo. Llego al avituallamiento de Manzanares, km 42, una maratón. Más agua y Aquarius, me siento a la sombra de una marquesina de autobús unos minutos e intento arreglar un poco el desaguisado de mis ampollas. Pero no vale para nada, los Compeed no arreglan esto. La próxima vez llevaré unas vendas, gasas...

Salgo de Manzanares. El tramo más duro y descarnado se acerca, y lo bueno es que he domado a mis pulsaciones, voy en cuesta arriba en unas más normales 130-140px.

Hasta Matalpino el calor y el bochorno sigue siendo demoledor, por encima de 30 grados y el camino es árido, feote y duro, pero voy bien dentro de lo cabe. Por lo menos hace un poco de viento, que viene más fresco de la montaña, y el paisaje es precioso a lo lejos, donde disfruto de las vistas de la Pedriza.

Voy otra vez solo, sin nadie adelante o detrás, y el recorrido se va haciendo más duro, la cabeza da vueltas, pienso demasiado, sigo o no sigo, soy un capullo, que narices hago aquí, quien me mandaría... Es fundamental charlar con quien te cruzas, saludar a todo paisano que te encuentres, sentirte un ser humano. 

Llega mi peor momento en toda la carrera, ese en el que estoy más cerca de mandar todo al garete. Es la subida por asfalto a la entrada de Matalpino, la única vez en todo el recorrido fuera de los avituallamientos (y de algún que otro pis, que por cierto, algún día hablaremos del color que tenía) en que mi cabeza me hace parar, extenuado, me quedo por un instante sin fuerzas, estoy deshecho, no puedo más, y el calor me mata. Me lleno de pensamientos negativos, catastróficos. Muy mala señal. Ahora sospecho que estaba cerca de sufrir un golpe de calor.

Pero una buena abuelita, a la que le haría un monumento, me ve, me anima a continuar y sobre todo, me da un vaso de agua bien fría desde la puerta de su casa, a la sombra. Gracias, gracias. Y pasan al momento dos corredores, padre e hijo, a los que había pasado poco antes que me ven, me agarran y me llevan con ellos a paso de tortuga, los tres hechos polvo, hacia arriba.

Y consigo llegar con ellos a la plaza, han sido los cien metros mas largos de mi vida. Pero han pasado. Estoy ya en la plaza de Matalpino.

Aquí en Matalpinokm 49,4, nunca había hecho tantos kilómetros. Ya son las 4 de la tarde, me paro en la plaza más de 20 minutos, la mayor parada de todo el recorrido. Y se produce lentamente el momento emocional que lo cambia todo, el punto de inflexión positivo. Porque todo está en la cabeza, no en las piernas, que aparte de las ampollas, están como nuevas.

Estoy jodido, fatal, pero en la plaza hay sombra, un banco cómodo, agua y Aquarius fríos, es el mayor placer de mi vida, o en ese momento me lo parece. Una chica de la organización me dice que me siente y que ella me da de beber, cuatro vasos de agua y dos de Aquarius...

Veo escenas dantescas, gente que se retira, vomitando, personas tumbadas, caras de agotamiento. Llega Yolanda, me asusta, va destrozada, se sienta como yo, y deja pasar el tiempo. Pero el milagro ocurre, este buen rato a la sombra asienta mi cuerpo, me como dos plátanos, dos panes de leche, desecho la pasta, es imposible que me entre, y de los geles ni hablamos, vaya asco. Y bebo y bebo y bebo, meto la cabeza en la fuente. Vuelvo a beber... Y una chispa de inteligencia y de fuerza escondida brota en mi cabezón.

Sé que si me levanto, y supero este km 50, llego a meta sí o sí. Como es el cerebro, de hundido a convencido en unos instantes.

Salgo al fin de Matalpino, un rico ibuprofeno para calmar los dolores, más sol, más sol, cuestas, el tramo hasta Vista Real es solitario, lento, con un repecho matador que subo lo más dignamente que puedo. Pero voy convencido, con determinación, me divierto adelantando gente, algo hay que hacer para no aburrirse. Veo otra ambulancia atendiendo a un corredor desfallecido, y no corro ni un metro.

La subida hacia la Barranca es tremenda, por su sendero y la pista ancha adelanto a una decena de corredores que deambulan como almas en pena, y eso que voy subiendo lleno de dolores y a más de 11m/km. Doy gracias a haber entrenado esto de andar. Y es que en subida voy bastante bien y me duelen menos las ampollas, otra cosa es bajando....

Pero voy feliz, ya son casi las seis de la tarde, hace menos calor o eso me parece, y sé que si llego a la Barranca por esa pista infame, con algo menos ya de calor, Cercedilla me espera con los brazos abiertos y agua fresca, sin duda, y encima me han comentado que allí había otros años médicos de la organización y me podrán curar las ampollas.. De esperanza también se vive. Y esa es mi esperanza.

 Llego arriba a la Barranca, km 58, hasta las narices de este calor y esta cuesta infinita, nos anima Pablo Vega, el ganador de la primera edición, al que creo haber visto ya en Matalpino, bebo más agua y Aquarius del tiempo, y a seguir.

La bajada por el Hospital se hace dura por las ampollas, pero agradable porque empieza a haber sombra. Vuelvo a encontrarme al hombre del paraguas, charlamos un rato, y llega un alegrón. Justo entrando en el Pinar, me adelanta Yolanda con su compañero, el café que se ha tomado en Matalpino y su descanso le han dado alas. Ole, ole.

Otro momento importante, y es que esto es una sucesión de pequeños momentos. Me voy poniendo retos, el que viene ahora es la gran cuesta por el pinar antes de Cercedilla. Me arrastro a 13-14m/km y aun así adelanto a algunos corredores, luego me pasarán corriendo en la bajada, yo no puedo, que envidia...

Cruzo la Fonda Real, me uno a dos andarines, vuelvo a ver a Pablo Vega que está en todos lados, y bajamos de charleta hasta Cercedilla, hay sombra, hace algo menos de calor, son las seis y media de la tarde, huele a meta. Que de emociones, hay momentos de subidón y de bajadón, en un solo kilómetro puedo sentirme totalmente convencido, a tope, y en cambio hundirme a los pocos metros. La cabeza piensa demasiado, me tiro horas cantando A veces se enciende del Ultimo de la Fila. Por qué, ni idea... Quizás hubiera sido buena idea llevarme algo de música para estos largos ratos en solitario.

Por fin llego a Cercedilla, km 65. Ese polideportivo es el paraíso para mí y para otros muchos. Mientras toman paella, yo me inflo a sandía, es lo único que me apetece. Cojo el agua que mandé a la mochila, y aún esta muy fría, dios mío, que placer, no bebo, engullo. Decido no coger ni gorro ni guantes ni mallas largas, no va a hacer frío.

Pero hay un problema, no hay asistencia podológica en Cercedilla. Se disculpan, que le vamos a hacer, estaban en Matalpino y no les vi. Me va a tocar seguir sufriendo, y mucho. Me acojona mucho la bajada desde la Fuenfría a Segovia, las ampollas pueden matarme allí.

Nada va a pararme, ni el hecho que me confunde de ver por cuarta vez a Pablo Vega, este se conoce todos los atajos de la zona... Tras veinte minutos, me limpio las ampollas, me dejan unas gasas, como chocolate blanco (un gran invento), otro pan de leche, más sandía y me dispongo a salir. Si salgo, llego a meta. Allá vamos.

Al paso por las calles de Cercedilla, la gente o te mira con sorpresa o te aplaude con ganas, varios niños animan, te dan alas, y así llego a la larga subida al Puerto de la Fuenfria. Se va el sol, por fin.

A los tres o cuatro kilómetros de dura subida, dura por el perfil y sobre todo porque no paran de pasar coches cuesta abajo que casi nos atropellan en varias ocasiones, me paro a ponerme el frontal, empieza a no verse ni torta. Menos mal que no cogí ropa de mucho abrigo, sigue haciendo calor incluso arriba a 1800 metros de altitud.

Pero me cuesta moverme, las ampollas explotan y me destrozan, tengo que mirar el suelo metro a metro, con una atención increíble para no pisar las piedras sueltas porque veo las estrellas. Que dolor. Pero sigo a buen ritmo, de piernas y fuerzas voy sobrado, adelanto a varios andarines, aquí no corre nadie, todos vamos andando, me pasan dos o tres con bastones, como balas.

Y en el avituallamiento de la República, km 72, otro momento determinante. Me encuentro a Dani, me cuenta que iba fatal, pensando en retirarse, pero ahora se ve mejor, se convence, dice que subirá tranquilo y que arriba me ve.

Espero unos minutos, me como otro pan de leche y un plátano, me cambio la camiseta por una de manga larga, aunque tampoco es que haga mucha falta. Y salgo hacia arriba, la Fuenfria me espera.

Tardo casi tres kilómetros en coger a unas luces rojas traseras que van delante de mi, la oscuridad es total a mi alrededor, y esto es como jugar a los marcianitos. Es divertido. Varios momentos espectaculares, nos pasan bajando bicis, algunos andarines sin luces, y un tío corriendo en la oscuridad sin frontal que me alucina, cualquier tropezón y se mata... En la noche pierdes referencias y los kilómetros y las horas pasan mucho más despacio.

Me uno a los amigos de las luces rojas, voy con ellos un rato, se destaca un chaval gallego y juntos subimos a muy buen ritmo hasta la Fuenfría, acompañado este tramo nocturno es mucho mucho mas llevadero, piensas menos en las ampollas, en lo que falta para llegar, te distraes, parece que vas de excursión. Pasamos un rebaño de vacas que nos miran sorprendidas, y llegamos arriba.

Y en la Fuenfría, km 79,5, en el avituallamiento, mi salvación, el favor más grande, me encuentro a Dani que me ofrece los bastones que lleva y que no va a usar. Este sí que es un momento maravilloso, genial y que me hace feliz. Ya sabía que iba a llegar aunque fuera a gatas, pero ahora me convenzo del todo. Porque la diferencia es total, apoyando fuerte y haciendo fuerza de brazos, descargo buena parte del peso en mis pies, y esto se hace mucho más llevadero. Y eso que nunca los había usado.

Y además bajo acompañado, a estas largas horas de la noche se hace fundamental. Y empezamos la bajada, los tres primeros kilómetros son imposibles, entre piedras enormes que se clavan en mis pies, si es que siento cada mínima chinita. El dolor a veces es inhumano, pero Dani va delante de mi buscando el mejor camino sin tanta piedra, y poco a poco vamos acabando el tramo.

Por fin llegamos a una carretera de cómodo asfalto liso, aquí "vuelo", kilómetros a menos de 9,30m/km, mejor en las subidas que en las bajadas. Bajamos de noche cerrada, y hay que estar muy muy atentos a los reflectantes que pone la organización cada 200 metros o así, y a los cruces. Algunos apenas se ven, que acojone perderse por aquí. En algún momento de la noche, entramos en...

Domingo: Y así poco a poco, charlando, entre dolores, ibuprofeno, ganas de vomitar y otros momentos exultantes y acongojantes, a medida que descontamos kilómetros, nos cruzamos con algunos, pocos, que bajan medio corriendo, adelantamos a otros, alguno que se mueve de un lado a otro de la calzada medio zombi pero dice que va bien, y pasan los kilómetros, y hasta dos horas, unos ciclistas nos dicen que solo faltan 2,2kms para el siguiente avituallamiento, en la Cruz de la Gallega. Las pulsaciones geniales, 105-110px.

Y tras un poco más de trayecto oscuro y oyendo el viento, llegamos a La Cruz de la Gallega, km92, solo quedan 11kms hasta el acueducto, esto está hecho. Sólo son otras dos horitas más o menos... Dos o tres minutos de parada, y empieza el último suplicio.

Porque los dos primeros kms de bajada fuerte entre piedras y agujeros se me hacen eternos, son demoledores, me hacen casi llorar, sin los bastones, no se como hubiera bajado, cada piedra que piso me destroza.

Pero sé que voy a llegar, sé que voy a llegar. Las piernas responden, las pulsaciones son geniales, no estoy tan cansado, lo único que me fastidia son las ampollas. Dani se va para adelante, y tras entrar en senderos mucho más cómodos, me enfrento a unos cuantos kilómetros en plena oscuridad y con una señalización quizás algo escasa y complicada, en la que hay que escudriñar en busca de reflectantes palmo a palmo porque hay decenas de caminos alrededor.

Voy solo, pero siguiendo luces rojas de otros corredores a lo lejos, sigo bajando y bajando. Esto, aunque estuviera perfectamente de patas, de noche hubiera sido imposible correrlo, que miedo. Adelanto a cuatro o cinco andarines, no me pasa nadie.

Llego al cruce del Ave, y me pierdo unos quinientos metros, no he visto una indicación en el suelo de giro a la izquierda en vez de a la derecha. Vuelvo sobre mis pasos al encontrarme una valla, y, el último momento clave, me uno a mis dos últimos salvadores que me enseñan el camino.

Me pego a ellos, conocen este tramo de otros años, juntos se navega mucho mejor este mar de caminos polvorientos y complicados de narices de seguir en la oscuridad, llevan música, escuchamos a Suzanne Vega, Foreigner...

Por fin, tras varios instantes de duda en los continuos cruces de caminos, cruzamos el túnel por debajo de la carretera y vemos cerca ya la primera rotonda de la ciudad de Segovia. Y menos mal porque la luz del frontal ya empezaba a flaquear.

Llegamos a la ciudad, al fin, un último mini avituallamiento entre aplausos y gritos de animo de un pequeño grupo de voluntarios, y quedan solo dos kms. Joder, que llego...

Navegamos calles vacías y rotondas enormes, queda 1km, quedan 500 metros...mis compañeros se van trotando, yo sigo andando.

Oigo ruido, bullicio, animación, aplausos, un giro y la entrada en meta. Intento correr esos últimos 100 metros, y entro en meta, feliz, emocionado, aturdido, me dicen que siga cinco metros más, que la meta oficial está justo debajo del acueducto. Lo he conseguido, ha sido una pasada. Estoy en Segovia.

Que experiencia. 18 horas y un minuto de sensaciones y momentos. 103,7kms según mi pulsómetro.

Me dan la medalla, soy un finisher.

Felicito a la organización, humilde pero con unas enormes ganas, con algunos fallos (avituallamientos quizás escasos en algunos casos, la bebida caliente, la señalización muy confusa llegando a Segovia de noche), pero con un balance final claramente positivo (esos voluntarios amables, por ejemplo los que llevan toda la tarde y noche en La Fuenfría dando ánimos, los ciclistas que siguen el recorrido para que nadie se pierda mucho, las sonrisas por doquier...) Y que narices, lo pone claro en el reglamento de la carrera, "La Madrid Segovia es una prueba de semi-autosuficiencia", hay que saber donde se mete uno. Me piden perdón por no haber tenido medios para poderme curar las ampollas, tengo claro que no es su culpa. Debería haber venido preparado para estas contingencias.

Queda el último regalito, 600 metros en subida con escalones siguiendo el acueducto hasta el polideportivo donde se recogen las mochilas y se pilla el autobús de vuelta a Madrid. Saludo a Yolanda y Dani que están en el autobús. El bus sale tan sólo cinco minutos después de llegar, y así sin cambiarme, medio dormido y extenuado, me monto y me adormezco allá por Villaba. Me despierto en Plaza Castilla.

Salir del taxi y subir las escaleras de casa fue toda una epopeya... Y curarme las ampollas tras una ducha, otra. Me peso y he perdido 3 kilos, a pesar de haber bebido posiblemente más de 10 litros de liquido en la carrera.

Hoy lunes estoy perfectamente de piernas, sin agujetas, tan sólo alguna molestia en la cadera y los muslos, pero nada comparado con las patas tras una maratón. Eso si, andar es un suplicio por las ampollas, que placer llegar a casa a media tarde tras el curro y ponerme cómodo a acabar esta crónica... Y eso que están mucho mejor que ayer domingo, hoy parece que vuelvo a tener pies.

Pero que me quiten lo bailao. Tras 103 kilómetros pasé bajo el acueducto, fui feliz, superé mil trabas, problemas y dolores, no fue la carrera prevista, fue mucho más dura y difícil, pero he aprendido mucho sobre mi capacidad de resistencia y sufrimiento, mi empeño, mi ilusión, mi cabezonería, mi locura. Ahora sé que todo está en la mente. Todo, absolutamente todo. Mucho más de lo que podía imaginar.

Ahora qué. Pues ya tengo en mente la siguiente, el año que viene, allá por primavera... Y espero que sin ampollas y corriendo algo más.

Muchas gracias a todos los amigos, a los compañeros de aventura, a los voluntarios de la organización, a todos vosotros.

domingo, 23 de septiembre de 2012

Madrid-Segovia: En meta

Tras 18 horas, entraba en meta, bajo el acueducto de Segovia, tras 103kms, esta madrugada. Con ampollas increíbles, andando desde el km40 (menos mal que iba entrenado), el pie totalmente cocido por el calorazo inhumano de mediodía. Subiendo no había problema, bajando veía las estrellas. Gracias a Dani por dejarme sus bastones en la Fuenfría, sin ellos esa bajada infame hubiera sido mortal.

Que de buena gente por el camino, que de experiencias, de sensaciones.

Habrá crónica, que hay mucho que contar, pero ahora toca descansar.

Gracias a todos por vuestro apoyo.

martes, 18 de septiembre de 2012

Planeando el después

Este domingo a primera hora habré acabado (espero) los 100km.

Y conviene ir planteándose nuevas historias. Este otoño paso de asfalto aburrido, de diezmiles y medias llanas y sosas, y me voy a la montaña. A corto plazo me centraré en carreras cortitas y no tremendamente complicadas, con fueras de control fáciles de pasar y mucha cuesta arriba andando. A largo plazo ya se verá, que ideas hay a montones...

Para empezar, como aperitivo, dos semanas después de los 100, si todo va bien, el 7 de octubre la Media Maratón Solidaria de Somosierra, de 23kms, con unos 1000m de desnivel positivo, parecido al mapa de la gráfica.



De primer plato, el día 21 de octubre, el Cross de la Cuerda Larga en la Pedriza, desde La Morcuera a Navacerrada, 19kms y unos 1300m de desnivel positivo por caminos muy técnicos (acongojado estoy viendo vídeos tanto de las subidas como de la bajada desde la Bola del Mundo a meta)...

De segundo plato y postre aún no hay nada planteado...

Aprovecharé para estrenar mis zapas de montaña, unas Brooks bien bonitas del goretex ese que tanto le gusta a Ra...

Canción del día: Rainbow- Man on the silver mountain, hablando de montañas, una de mis canciones preferidas que habla de ellas... el genial grupo de Ritchie Blackmore y Ronnie James Dio.

domingo, 16 de septiembre de 2012

De camino hacia los 100: A por ellos

Cuando el mp3 hace sonar aleatoriamente Carros de fuego de Vangelis llegando a Manzanares, es que algo se cuece...

Ayer sábado, buen CaCo corto y caluroso de ida y vuelta entre Manzanares y Matalpino. Por el recorrido de los 100km, como lo recordaba, duro, toboganes y cuestas, y con ya más de 40kms en las patas y al sol, sin una bendita sombra, lo será más aun. Y lo seco que está todo tras estos meses sin llover.

Lo positivo es que el camino va hacia la sierra, huyendo del calor de Madrid, que uno sabe que si llega a Matalpino, ya estará en la mitad del recorrido, y no quedara nada para Cercedilla, y que si uno llega a Cercedilla, Segovia esta ahí al lado...

¿Mi estrategia para los 100km? Ir tranquilo, a buen ritmo andando en las subidas, sin correr ni una cuesta más de lo debido, trotando suave en las bajadas, parar lo justo en los avituallamientos, comer muchos plátanos, barritas y frutos secos, beber mucha agua e isotónica, no mirar el reloj mucho, solo pulsaciones (ni una más de 155px), andar cuando haga mucho calor... Y llegar a Segovia sano y salvo en menos de 24 horas. Sí, tengo un escenario por tramos que me dice que debería tardar bastante menos, pero no os lo pienso contar... Que luego me presionais.

Viernes: 9kms andando a 9,30m/km
Sábado: 14,8kms de Caco entre Manzanares y Matalpino a 7,08m/km 152px, 500m de desnivel acumulado (ida a 7,54m/km, 210m de subida, 40 de bajada, vuelta a 6,25m/km, asado de calor),
Domingo: 16,3kms de genial Caco por las cuestas del Pinar de Barajas, a 6,50m/km, 147px, 460m de desnivel acumulado.

Canción del día: Mike Oldfield-Moonlight shadow, otra de las canciones que eligió mi mp3 el sábado, de camino a Manzanares, una joya. Esa sombra de luz de luna que veré en poco días llegando a Segovia.


Lost in a riddle that Saturday night, 
Far away on the other side. 
He was caught in the middle of a desperate fight 
And she couldn't find how to push through. 
The trees that whisper in the evening, 
Carried away by a moonlight shadow. 
Sing a song of sorrow and grieving, 
Carried away by a moonlight shadow

jueves, 13 de septiembre de 2012

Que pasada

Rodajes como el de esta mañana te reconcilian con esto del correr.

Me he despertado muy pronto, y a las 6,20 ya estaba de camino hacia el Pinar de Conde Orgaz, el sitio más oscuro y solitario cerquita de casa. Tenía que practicar con el frontal, y ha sido una gran gozada, subiendo y bajando cuestas corriendo, disfrutando de los sustos que metía a los pájaros descansando en sus árboles, que huían a mi paso, con mucho cuidado de no despistarme y tropezar en sus caminos de tierra y piedras, aprendiendo a graduar el foco de luz y a mirar el suelo con detenimiento, controlando ritmos. Y que sensaciones, que pasada de rodaje me ha salido. Ya de vuelta a casa, dos kilómetros en bajada a un ritmo de 4,45 y 4,35m/km respectivamente y sin sensación de ir a muerte.

Hacía mucho que no me sentía tan bien corriendo, las piernas fuertes, como flotando...

Lunes: 10,5kms andando ida y vuelta a 9,20m/km
Martes: rodaje de 10,85kms a 5,35m/km, 158px de media por General Aranaz, de noche y con tráfico, disfrutando menos de lo debido, Más 7kms andando ida y vuelta a la ofi a 9,24m/km.
Miércoles: 13,5kms andando a 9,05m/km
Jueves: rodaje de 13,1kms a 5,15m/km, 161px de media, 310m de desnivel, aún de noche y con frontal por el Pinar de Conde Orgaz. Más 7kms andando ida y vuelta a la oficina a 9,00m/km

Canción del día: Paul Kelly- If I could start today again, una joya de este cantante australiano de larga trayectoria (algún día pondré mi tema favorito de su disco Post, de 1985), que en esta canción, de su disco Nothing but a dream (2001) te pone los pelos de punta, una letra sencilla, de arrepentimiento por lo que ha hecho hoy a alguien, y una música majestuosa.


I only want one day 
To unsay the things I said 
Undo the thing I did Twenty-four little hours 
Oh God, please wipe them all away 
And I promise I will change 
If I could start today again

domingo, 9 de septiembre de 2012

De camino hacia los 100: la soledad matutina

En Madrid se observa ya algo curioso. Si en junio y julio salir a correr a las siete de la mañana era enfrentarse a un mar de corredores por las calles del barrio, estos días, quizás por el final de la operación bikini o porque amanece más tarde y cuesta madrugar, vuelvo a correr casi sólo. Otra cosa es que el aire en Madrid se me hace irrespirable, no sé si será la polución, el polvo por la falta de lluvia, el asfalto malo y feo... Pero no me quejo, que han salido entrenos y paseos decentes.

Lunes: Paseo ida y vuelta a la oficina, 7,3kms a 9,20m/km
Martes: Rodaje por Conde Orgaz. 10,5kms a 5,27m/km y 159px, 200m de desnivel acumulado. Más 8,5kms de ida y vuelta andando a la oficina a 9,10m/km.
Miércoles: Paseo ida y vuelta a la oficina, 12kms a 9,10m/km
Jueves: Rodaje por General Aranaz y la Quinta de los Molinos, 13,1kms a 5,40m/km y 159px, 200m de desnivel. Otros 12,3kms de ida y vuelta andando a la oficina a 9,30m/km.
Viernes: Paseo de ida a la oficina, 5,6kms a 9,40m/km.

Menos mal que el finde vuelvo al Burgo, fresquito, aire puro, paisajes maravillosos, tranquilidad. Unos días serenos de Septiembre que se aprovechan la mar de bien para hacer excursiones. El viernes, al Castillo de Gormaz y el cañón de Recuerda.

Sábado: seguramente mi último caco larguillo pre-100km. 21,2kms a 7,23m/km, en 2h36m. 148px de media y 800m de desnivel total, por el monte entre los pueblos de Valdemaluque y Barcebal, prosiguiendo mi investigación (sin GPS, Isidro, con Google Earth y mapas impresos) de nuevos recorridos. Este es una maravilla, que paisaje, y vaya cuestecitas. Y encima amenizado por encuentros con corzos, senderos por bosques preciosos, cortafuegos, agradables perros sueltos, moscas, zarzas y pinchos al equivocarme de sendero, bonitos campos de cultivo...


Después, visita con Celia y Lucia a la Playa Pita (el embalse este año medio vacio, de las rocas donde nos tirábamos el año pasado al agua, ahora hay 15-20mts a la orilla) y la Laguna Negra, ahí si que llueve, que verdor por todos lados. Bajar corriendo desde la Laguna al parking bajo la lluvia no tiene precio.

Domingo: otro caco, mas corto pero más rápido de lo previsto. Pero se estaba tan bien, y las piernas sin molestias... 16,1kms a 7,13m/km en poco menos de dos horas por el monte de la torreta de El Santo, 138px de media y 500m de desnivel acumulado.


Canción del día: Urusen-The woodsman, mi canción preferida del disco This is where we meet, de estos folkies británicos, en una onda similar a grupos como Midlake, Red Sky July...


domingo, 2 de septiembre de 2012

De camino hacia los 100: Disfrutando en El Burgo

El martes pasado fui al fisio, que viendo mi gemelo derecho, totalmente cargado y con una bonita micro rotura, me aconsejo no correr en tres días (lunes y martes ya solo había caminado). Puedo caminar sin problemas, y los 100 no están en peligro. Le hago caso.

Para entrar bien en el periodo postvacacional, que mejor que un puente de 4 días... Vuelta al pueblo y su tranquilidad, su belleza, sus paisajes, ya con pocos pero buenos amigos, y mis hijas.


Las fotos que ilustran la entrada son de la torreta de El Santo y la atalaya de Uxama, las saqué en un paseo con Lucía el sábado.



Jueves: 16,3kms en dos horas y media, a 9,13m/km y 113px, con 500m de desnivel total. Caminando excepto en alguna bajada de esas en la que es preferible correr y las piernas te llevan solas, por el monte que se situa entre las bodegas de Osma y el pueblo de Quintanilla de Tres Barrios. Un recorrido espectacular, pasando gradualmente de campos de cultivo a un maravilloso monte con unos senderos preciosos. Y en el km siete del recorrido unas estacas pintados de rojo me llevan a subir un repecho corto a un pequeño alto desde el que la vista es realmente sublime, de las que te deja extasiado. Si ahora emociona, en primavera tiene que ser la leche. La bajada es una gozada, monte abajo hasta casi llegar a la carretera de Soria. Vuelvo hacia Osma subiendo de nuevo por el campo bordeando el monte y disfruto de una mañana estupenda.


Viernes: un frío tremendo al empezar, 5 grados, sin cortavientos ni mallas, toca salir en camiseta y pantalón corto. 16,6kms en caco muy muy suave, a 8,13m/km, 127px y 660m de desnivel por el monte de detras de casa, entre la carretera de Ucero y la de Soria, investigando nuevos caminos. Bajando de lo alto del monte por un cortafuegos bestial, entrando en otro por un pinar lleno de toboganes para acabar por un camino lleno de curvas, bajando hasta una pradera preciosa, giro y subo de vuelta al camino principal en lo alto del monte por un impresionante sendero entre pinos, un nuevo tramo realmente espectacular y bonito.


Sábado: otra vez con frío pruebo a correr, el gemelo no está perfecto, pero corriendo suave, apenas molesta. Salgo en la misma dirección que el jueves, dejo atrás las bodegas de Osma y tiro todo para arriba en subida tendida por el campo. En el km 5, en vez de girar hacia el monte del otro día, sigo recto hacia arriba bordeando el Pinar y entre toboganes, llego a la torreta forestal de El Santo, el punto mas alto del monte, desde el cual la vista es absolutamente maravillosa. Me paro cinco minutos a saborearla, un valle cortado impresionante y escondido a mis pies, el monte infinito, la llanura castellana allá a lo lejos.


Desde allí bajo por el Pinar al cruce con la carretera de Berzosa, asustando a un corzo que pasa a diez metros de mi, y tras liarme unos minutos, encuentro por fin en medio del campo el sendero en bajada que lleva hasta la Horcajada. Desde allí, vuelvo ya por un camino de tierra entre campos hacia el Burgo. En total 13,6kms a 5,49m/km, 156px de media y casi 400m de desnivel acumulado.
 

Domingo: con la fresca (y unos guantes), 13,6kms de Caco por el monte de Osma, la torreta y el pinar, disfrutando una vez más de sus espectaculares vistas y cuestas, a 6,50m/km, 142px de media y 450m de desnivel acumulado. El gemelo, bien.




Canción del día: Donovan-Legend of a girl child Linda, una preciosa canción del maravilloso disco Sunshine superman (1969) de este gran interprete, mas conocido por temazos como The season of the with, Hurdy gurdy man o Catch the wind.